martes, 11 de noviembre de 2008

Compañía

Como muchas artesanas, tengo un compañero de trabajo. No es incondicional, sino que responde a la curiosidad y la comodidad. Si es invierno y el sol se asoma entre las cortinas, él se digna a acompañarme. Si está fresco y se siente solo, se acerca y da una vuelta como inspeccionando. Con el tiempo ha empezado a respetar materiales y trabajos sin deperramarlos y enredarlos. Es Pereyra, mi siamés y no me pidan que cuente todas sus gracias porque son varias. Por supuesto es muy inteligente y personal, pero a la vez muy apegado a sus dueños.



sábado, 1 de noviembre de 2008

En crecimiento

Llegaron los días cálidos y el momento de experimentar con otros materiales. Se imponen las telas y las cintas para volver a los viejos tiempos en que cosía toda mi ropa. Es como andar en bicicleta...pero lo que me falta es la bicicleta. La vieja y leal máquina de coser acompaña a mi madre en todas sus labores. Es una continuación de sí misma. Tal es así que luego de un robo en el hogar, se tranquilizaba pensando que no habían llegado a llevarse a su compañera.

Así las cosas, pensé que un paso intermedio para algunas costuras aisladas sería una maquinita casi de juguete.


Pero es sólo eso, una maquinita de juguete. La estoy usando para algunas costuras rectas, pero añoro algo que me permita más. Veré si programo una compra más adecuada.
Por lo demás, la producción en tela avanza con llaveros y accesorios. Todo un reto de verano.